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Tiempo salvaje

El tiempo a veces juega a ser animal.  Se vuelve tortuga, disfruta la tierra bajos sus patas, el esfuerzo de llegar adelante es interminable. A veces se convierte en pez, nada de un lado a otro, se esconde entre rocas y corales, se escabuye y no se deja admirar. Vuelve a la superficie como un bonito ciervo, fino y elegante se deja admirar, mueve la cabeza de un lado a otro para llamar la atención, y de repente algo lo asusta y emprende carrera. Un león corriendo enfurecido, da zarpazos, brinca, se golpea contra toda clase de cosas sin dejar de ver su objetivo. Se lanza sobre su presa y caen juntos. Se levanta después de la excitación, no sabe cómo procesar tantas emociones juntas, aturdido y orgulloso disfruta de su éxito. 

De sentimientos rocosos

A veces uno se siente rocoso, con grietas y textura, muy frío y rígido. Es que a veces.. Uno olvida, uno piensa demasiado y uno deja de sentir. A veces uno se pregunta, qué seria de mi si hubiera sido cantante, bailarín, o pintor tal vez. La pregunta solo antecede a la nostalgia, a olor rancio a sueño olvidado y perdido. La rutina no duele, no perfora órganos, ni lleva a la muerte. Pero pesa diez vidas en los hombros y acumula polvo en la piel, en los ojos, en los oídos. Hasta que llega el día en que no se ven los colores del atardecer, o el cálido sonido de una buena canción. Y lo único que escuchamos es el color del asfalto, la prisa de verlo siempre detrás, pues el tiempo ya no alcanza. A veces pasa la vida y uno no se da cuenta. Uno hace mapas de lo que debería estar sucediendo, pero sin importar con quién, con qué y cómo, nunca es suficiente. Cada vez hace más frío, el olvido y la distancia del dispositivo luminoso. Cada vez hay menos humanos y más rocas.

Mi noche

Amo la noche, ¿Qué es lo que me gusta tanto? Que es mía, en todo sentido.  Durante el día las actividades te abruman, escuela, trabajo, familia, amigos. En la noche eres tú, y ella. En la noche se toman decisiones en la noche lloras, extrañas, añoras deseas, planeas, desahogas ... La noche es mía, y ¿sabes qué? También es tuya. La noche es tan perfecta. En el día el sol te señala como un gran reflector te encandila, te obliga a voltear hacia la tierra, anclarte a la vida, a lo material, a lo real. La noche te incita a verla, a cuestionar, a imaginar, a recordar... a viajar; ella te permite hacerlo, sin restricciones, te llama a ver las estrellas, a ver más allá de lo que puedes ver. Yo no puedo perderme ese momento, es mío. Tiene tanto jugo, tanta creación, tanta magia que la amo. En la noche veo un cuaderno en blanco, listo para llenarse de vida, de todo lo que una mente pueda crear, y ésto la hace infinita. La noche es mi espacio y nadie lo entiende, es