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Mostrando las entradas etiquetadas como historia

La cita de las 5 y media

–Doctor, necesito ayuda– Dijo Martha. –Para eso estas aquí, dime qué es lo que pasa. – Dijo el doctor, mientras se acomodaba sus gafas enormes con montura dorada. –Doctor, temo que mi hijo se ha vuelto loco, o algo peor. Hoy en la mañana lo encontré hablando solo.–  La mirada de Martha estaba clavada en sus manos, que se movían inquietas. El doctor no pudo evitar hacer una expresión de incredulidad. Soltó una pequeña risa y contestó. –Martha, tu hijo es muy pequeño aún, es normal que tenga amigos imaginarios. A muchos chicos les ayuda a sentirse escuchados. No es nada de que preocuparse, quizá solo necesita un poco más de atención, es todo. –Doctor, usted no entiende. Mi niño habla de cosas que no tiene forma de saber. Sostiene una conversación como si fuera un adulto. Y cuando le pregunto con quién habla, parece no darse cuenta de que estaba hablando con nadie, me responde que sólo está jugando con sus carritos. Estoy asustada doctor, lo hablé con mi hermana y me

El Capitán E.

Hace unos meses, un capitán salió muy temprano en un bote de remos.  Era de noche aún, cuando lo vieron salir del muelle. Llevaba poco en cubierta, dijeron.  Vestía su traje de gala, su sombrero negro y su saco blanco reluciente.  Con los remos, poco a poco salió a mar abierto.  Es extremadamente raro ver un capitán haciendo un trabajo físico.  El capitán de aguas saladas  era muy bien conocido por sus hazañas.  Había desarmado ya a más de una decena de flotas piratas.  Los pescadores y mercaderes de la zona le tenían especial aprecio. A pesar de su gran tamaño y de sus rasgos toscos , su amabilidad y respeto hacia su tripulación fueron conocidos en toda la costa sur.  Era un hombre de pocas palabras. Su mirada usualmente lo decía todo. Una pequeña señal con sus ojos azules y no tenía que emitir sonido alguno. Pocas personas fueron las que sostuvieron una conversación con él. Se decía que era un hombre sumamente culto, tranquilo y sabio. Un estratega de guerra, con dotes en la

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Los zapatos cayeron justo después de que Amanda se tirara de golpe a su cama. Se quedó un minuto boca abajo, apenas respirando. Su mente se mantenía en blanco, con una especie de inexistencia, se olvidó de sí. De pronto la alarma de su celular comenzó a sonar.  Amanda renació dolorosamente, sintió la vida volver a su pecho y corrió hacia su bolsa, sacó el celular y lo apagó sin voltear a ver la cita, que anunciaba el cumpleaños de Esteban, claro que ella lo recordaba, claro que en el instante en el que el celular vibró entre los múltiples objetos de su bolsa, ella lo sabía.  Amanda nunca fue del tipo de mujeres que toman, mucho menos sola, y justo en eso pensó cuando abrió la botella de tequila que tenía en su armario, le dio un trago grande, el fluido caliente cruzó su garganta y llegó hasta su estómago, que apenas había procesado el par de galletas que la obligó la tía Mary, eso y dos tragos de café frío.  Esteban fue amante del café, siempre que viajaban se aseguraba de p

La Noche de Soni

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La noche de Soni Soni teme a la oscuridad. No como un niño que teme a los monstruos o a los fantasmas. Soni no es tonto y sabe que esas cosas no existen. Pero la oscuridad es cosa distinta, ¡por Dios que lo es! Todas las noches Julieta lo lleva de brazos y lo sienta en su cama, hablan con Dios un rato, y lo cubre con las cobijas más suaves y abrazadoras del mundo. Julieta tiene antojo de Soni y se acerca a devorarlo a besos.   Anuncia su retirada y advierte el momento de terror, ¡Fuera luces! y se cierra la puerta. Los ojos de Soni se cierran como de costumbre, intentando evitar pensamientos peligrosos y ¡Pum! llega el primero, sin aviso alguno. Se escucha algo afuera, ¿un ratero puede ser? ¿estará cerca? ¿Qué fue eso? Seguramente los ratones han vuelto para vengarse por la derrota en encuentros pasados, pero eso no es posible, ellos sólo vienen cuando Soni fabrica nuevos dientes. Por más que intenta mantenerlos a salvo bajo su almohada, los ratones siempre consiguen

Pequeñas criaturas -1-

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Capítulo 1 Son las 2 y media de la madrugada. Los grillos se sintonizan con la noche y los árboles atenúan la luz de la luna que entra al cuarto de Emilio. Sus sueños son de carreras de autos, sueña en ser un piloto de Fórmula uno. Emilio tiene una cama en forma de auto, rojo. Dice su madre que no hay nada mejor para un niño que motivarlos desde chicos, ella piensa que su hijo es un genio, es sumamente creativo, simpático y bien educado. Emilio es un niño encantador. Muy delgadito, tiene apenas 4 años, su cabello es lacio y negro, tiene piel blanca como su padre, con sus cachetes siempre coloreados con lodo o pintura.  Emilio siente su lengua seca, y después de buen rato soñando con desiertos, un sol ardiente en el mar. Su organismo decide que es tiempo de hacer algo al respecto, abre los ojos y como es un niño grande, se levanta solo de su cama.  Emilio no teme a la oscuridad, su padre siempre le ha enseñado que el miedo crece si uno le da entrada. Sale de su cuarto, pasa la p

El mismo árbol

Todos los días durante diez años de mi vida caminé desde mi apartamento en el edificio D piso 2, hacia mi auto, un Jetta 95. Pero ahí no empieza la historia. Mi despertador suena a las 7:14. Tengo exactamente 60 segundos para levantarme de la cama, colocar mis pies desnudos, después de misteriosamente perder los calcetines en la inmensidad de una King Size y colocarme los lentes.  Una vez en marcha las cosas se hacen más fáciles. El baño, la cocina, el pasillo, el elevador, el jardín y el auto. Una vez tuve que patear un gato para poder llegar a tiempo, el minino se colocó debajo de la puerta del conductor, y por más que di gritos y pataletas, decidió arruinarme el día y si.. tuve que patearlo. No me siento particularmente orgulloso de ello, pero uno a veces tiene que defender sus derechos.  Ese gato se me vino a la mente el día de hoy cuando volvía del trabajo. Hago hamburguesas. Mi auto se detuvo 7 de las 9 veces habituales, 10 segundos en uno, un minuto en otro, cada semáfo

Una ilusión

Inician los redobles, es ahora o nunca. Los ojos del mundo, de mi mundo, se posan ante mi. La caja de cristal brilla con los reflectores. El agua cristalina llega casi hasta el tope. Mi corazón decide que es pertinente comenzar a relajarse, los pulmones colapsan y vuelven a llenarse de oxigeno. El poco que me queda, el último que recorrerá mis venas. Las luces se apagan y mi asistente me toma del brazo y me conduce al compartimento secreto, debajo del escenario. Se escuchan risas, aplausos y chiflidos de gente ansiosa, ellos que no comprenden lo que están a punto de ver. La voz del presentador dice mi nombre, la música sube, las luces se apagan por un segundo, sale humo por todas partes y ahí estoy, sonriendo al mundo.  Mi pobre madre en primera fila, sus lentes no me dejan ver sus ojos asustados e inquietos, pero su cuerpo no dice nada, calla cualquier expresión. Pocos rostros se distinguen en el público, no reconozco ninguno. He dado instrucciones de no dejar entrar a nadie, ni

El Espectador 3

EL ESPECTADOR “ La Obra Maestra ” Por: Karla Günz L os minutos pasaban y él seguía ahí, contemplándola. Ella estaba aturdida, tenía las muñecas y los tobillos atados a una silla, una silla por cierto, bastante cómoda. Intentó soltarse sin éxito. Su ropa estaba mojada aún, vestía una pijama de verano, por lo que gran parte de su piel estaba expuesta a la oscuridad de la noche. La luz era muy tenue, unas pocas velas iluminaban solo algunas partes del cuarto, no podía verse con claridad. Él mientras tanto, en el otro extremo, permanecía en la oscuridad. A él le excitaba verla ahí, sometida a un instante de purificación, la veía y no podía creer que por fin había comenzado. Había esperado un año completo para planear todo minuciosamente. No podía con tanta emoción, era casi imposible mantener la calma, aún con toda la preparación, seguía siendo extremadamente difícil seguir las reglas, otra vez las malditas emociones lo manipulaban. Apretó los puños para contenerse, re

El Espectador 1

EL ESPECTADOR “ De noche ” Por: Karla Günz S ofía se lavaba los dientes, el celular comenzó a vibrar. La noche era sumamente oscura y la lluvia atenuaba los ruidos exteriores. Las gotas parecían tener intención de derribar los cristales de la única ventana. Sofía veía su reflejo en aquel espejo roto del baño y detrás de ella, los relámpagos entraban por la ventana. Mientras el celular desesperado seguía exigiendo atención, ella se enjuagaba la boca. El celular recorría el tocador rápidamente, iluminando el techo de la habitación con su pantalla fluorescente. Sofía tomó una toalla y se secó los labios rosados. Sin mucha prisa, caminó hacia el aparato con sus pies descalzos. La luz estaba apagada, por lo que se encontró en el camino con varios objetos. Sofía, tranquila, tomó su celular. En la pantalla exterior solo aparecía el símbolo de mensaje nuevo, un pequeño sobre blanco que destellaba en intervalos. Abrió el aparato. Ver mensaje nuevo. Aceptar. "Te v

Pensamientos extraños de un día singular..

Hola pequeña princesa, ¿porque lloras? ¿eres fragil acaso?, no muestres al mundo lo delicada que eres. Sonrie, siempre sonríe, llevas en tu rostro la responsabilidad del mundo, cuídalo,  cuida tu imagen, sin ella no eres nada mas que un pedazo de persona, sin derecho a considerarte mujer. ¿Porqué tus ojos no tienen color? eres bella, pero no puedo verlo si no lo cubres con maquillaje,  dame la imagen que te pido y te amaré por siempre, mi niña hermosa, tienes un cuerpo fenomenal,  no lo pierdas nunca. Juega a ser independiente, grita tus sueños,  cuando canses tus responsabilidades estarán esperándote,  un shot de realidad para una soñadora. Despierta niñita, jamás seras una princesa, pero no olvides aparentar que lo eres..  tal vez con suerte encuentres a alguien que quiera amarte. Pero usa siempre vestidos elegantes, peinados bonitos y zapatos de tacón,  en tu belleza esta tu estabilidad, tu precio esta en un espejo, y cuidado con devaluarte con los años..  porque entonces ya no será

Una serie de chubascos desafortunados “…y un buen baile”

Pepe se despertó con el sonido del celular, dio un par de golpes para encontrar al dispositivo, un par de manotazos y de nuevo silencio. Después de un viernes de fiesta un dolor de cabeza nubló su visión. Laura se tapó la cara con la almohada. Eran las cuatro de la tarde, se durmieron apenas a las siete de la mañana. Unos minutos más se contemplaron mientras sonreían. Pepe por fin se decidió a levantarse, se inclina hacia Laura para darle un beso en la frente. Ella le sonríe y se ofrece a preparar el desayuno en lo que Pepe se daba un baño. Veinte minutos después ambos se encontraron en la mesa, desayunaron huevos revueltos, un pan tostado en cada plato,   y dos vasos de jugo de naranja. No tardaron mucho en devorar todo, mientras Pepe levantaba la mesa, Laura se metió a bañar. Ambos con jeans y tenis se alistaron para el concierto. Querían llegar temprano para estar adelante. El auto no encendió, un defecto en la batería. Tomaron un taxi, la falta de estacionamiento les hizo pensar qu