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Mostrando las entradas etiquetadas como Karla Gunz

La cita de las 5 y media

–Doctor, necesito ayuda– Dijo Martha. –Para eso estas aquí, dime qué es lo que pasa. – Dijo el doctor, mientras se acomodaba sus gafas enormes con montura dorada. –Doctor, temo que mi hijo se ha vuelto loco, o algo peor. Hoy en la mañana lo encontré hablando solo.–  La mirada de Martha estaba clavada en sus manos, que se movían inquietas. El doctor no pudo evitar hacer una expresión de incredulidad. Soltó una pequeña risa y contestó. –Martha, tu hijo es muy pequeño aún, es normal que tenga amigos imaginarios. A muchos chicos les ayuda a sentirse escuchados. No es nada de que preocuparse, quizá solo necesita un poco más de atención, es todo. –Doctor, usted no entiende. Mi niño habla de cosas que no tiene forma de saber. Sostiene una conversación como si fuera un adulto. Y cuando le pregunto con quién habla, parece no darse cuenta de que estaba hablando con nadie, me responde que sólo está jugando con sus carritos. Estoy asustada doctor, lo hablé con mi hermana y me

La Visita Nocturna

    Manolo navegaba entre las calles de su ciudad. Con Foo Fighters en sus audífonos, el peso de los pedales de su bicicleta era más ligero. El viento, aún frío por el invierno que se resistía a marcharse, le congelaba las orejas. Manolo se subió el gorro de la sudadera gris. Un par de baches en el camino amenazaron con tirarlo, conductores ebrios, uno que otro peatón, personas despidiéndose fuera de sus casas, mujeres ofreciendo servicios sexuales, gatos en busca de compañía corriendo debajo de los coches. Una noche completamente normal en una ciudad, el fin de semana se escuchaba en los bares, gritos y música alta en los autos que pasan a toda velocidad.    Dos cuadras y gira a la derecha, media cuadra y ahí está. Portón de rejas negro, jardinera iluminada con focos, palmeras y la banqueta un poco rota. Manolo intentó no hacer mucho ruido, había luz dentro de la casa, estacionó la bici detrás de un árbol grande en la acera de enfrente. Se sentó en la banqueta y sacó su celular p

Reloj de Arena

Superar la muerte de un ser querido debe ser de las cosas más difíciles que alguien tiene que vivir jamás. El dolor que se siente es sólo comparable con el dolor mismo. Es imposible comprender hasta qué dimensión del ser puede rasgar. Es cierto que actitudes positivas ayudan. Las palabras de consuelo del mundo te acompañan en la etapa del shock. Ese momento en el que recibes la llamada. Las palabras de otra persona que suenan distantes, suenan a una bomba con sus decenas de ondas expansivas. Eres capaz de verlas y ver la destrucción que traen consigo, pero entras en un estado de hipnosis, de protección tal vez, y recibes los primeros golpes con una anestesia local. Surrealismo después de una muerte. La muerte es una acción que termina en un silencio agudo en el ambiente. Todo gira y colisiona solo para que escuches fuerte y claro.. "Nada va a volver a ser igual. " La vida como la conoces, como deseabas que se mantuviera, simplemente cambia. La gente que te rodea te

En La Tierra Que Nací

¿Porqué habría de importarle a usted lo que un pobre viejo como yo tiene que decir? No tiene ninguna relevancia mi vida. He viajado poco, no tuve hijos y mi esposa hace tiempo ya que tocó tierra. La tierra conoce más de mi que nadie. Lo poco que hay que conocer, ella lo vio. Mis días no fueron muy distintos entre sí. Largas caminatas del rancho hasta pasar la carretera, llegando al pueblo y de regreso.  Mi burrito aguantó mucho. Más que mi viejita, y vaya que le costó trabajo. Los dos se entendían re bien. Por horas le platicaba, y Mateo esto, y Mateo el otro, le decía ella. Bien atento la escuchaba, y hasta parecía que le iba a contestar un día. Tremendo susto le habría sacado. Pero ya se me fueron los dos. Ellos nomás sabían quién era yo. En el pueblo me saludaban siempre, los señores y señoras, pero después de que se me fue Mateo ya no podía subir con la madera yo solo, y ni dinero ni ganas para comprarme otro. Ya para qué, ni voy a poder platicarle de mi viejita, me vería c