Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2014

Carta a un amor

Mi amor, hoy no recuerdo quién eres. Te veo a mi lado y no te reconozco. ¿Ha pasado tanto tiempo? ¿desde cuándo la cama se ha vuelto un mundo de desconocidos? Te sujetas el cabello de una forma distinta, lees un nuevo libro, ¿esos lentes son nuevos? Todo en ti es nuevo, o lo viejo aquí soy yo.  Hemos pasado tantas cosas juntos, todos los días nos vemos, vamos al cine, cenamos de vez en cuando. Me pregunto en qué momento comenzamos a guardar silencio, a andar por las calles viendo el pavimento, y no riendo de nuestras babosadas. Extraño eso, extraño sentirme un niño junto a ti. Tu voz inundando todo silencio, callándolo sin dejarle opción. Trivialidades, chistes, reflexiones de un mundo mejor. ¿A quién se lo dices ahora?  Estas muy callada, será que algo guardas, será que los años se acabaron tus palabras, o será que fui yo quien te cansó. He notado que ya no me abres la puerta al subirme al auto, antes solías decir que te gustaba tener esa clase de atenciones conmigo, decías que

El duende que vive en mi pecho

Tengo un duende encerrado en mi pecho. Golpea y patalea de vez en cuando, queriendo salir. Debe estar cerca de mi corazón, porque a veces los confundo.  Creo que está enojado, porque cuando hay silencio, se hace presente, golpea una y otra vez, queriendo derribarme. No lo consigue, aún.  Le he pedido ya que deje de molestar, le hablo bonito, le cuento historias, le pido que me diga qué le pasa, incluso le he cantado, pero es demasiado testarudo, no me dice nada, pero eso si, no deja de patalear.  Un día de estos temo despertar con un agujero, y que no esté más.

Más

Imagen
Los zapatos cayeron justo después de que Amanda se tirara de golpe a su cama. Se quedó un minuto boca abajo, apenas respirando. Su mente se mantenía en blanco, con una especie de inexistencia, se olvidó de sí. De pronto la alarma de su celular comenzó a sonar.  Amanda renació dolorosamente, sintió la vida volver a su pecho y corrió hacia su bolsa, sacó el celular y lo apagó sin voltear a ver la cita, que anunciaba el cumpleaños de Esteban, claro que ella lo recordaba, claro que en el instante en el que el celular vibró entre los múltiples objetos de su bolsa, ella lo sabía.  Amanda nunca fue del tipo de mujeres que toman, mucho menos sola, y justo en eso pensó cuando abrió la botella de tequila que tenía en su armario, le dio un trago grande, el fluido caliente cruzó su garganta y llegó hasta su estómago, que apenas había procesado el par de galletas que la obligó la tía Mary, eso y dos tragos de café frío.  Esteban fue amante del café, siempre que viajaban se aseguraba de p